Cualquier cosa hace soñar a nuestro subconsciente; Una canción rítmica,
Rasgueos de acordes,
La grafía de una letra,
La imagen difusa de un flash.
Como un lento fluir de tinta sobre papel, el paso del tiempo.
El tiempo está intrínseco en cualquier cosa.
En la caída de las hojas del otoño, o en la florescencia de primavera.
En el frío con su pausado devenir.
La desnudez de los arboles o los vestidos de los rayos de sol.
El tiempo esta en el envejecimiento del rostro.
En las hendiduras y marcas.
En las cicatrices del cuerpo.
En cada estación, cada parte.
Muestra las etapas vitales, que parecen tener melodía inherente.
Una nota que nos sintoniza, una escala propia, que nos hace propios, diferentes, auténticos. Escalas que bañan de emociones aplausos y embriaguez a nuestra persona.
El tiempo...en cualquier cosa, lo envuelve, lo abraza.
Una de esas envolturas que nos endulza la existencia,
En la ternura, la pasión y el deseo.
