Poesia, narrativa, música y todo lo que sea plasmar pensamientos y sentimientos en forma de letras, fonemas o acordes.

domingo, 29 de enero de 2012

Viaje en bus urbano.

Tengo una relación complicada con los autobuses urbanos, una incoherencia tragicómica. Por un lado, los adoro.

Adoro hacer dibujos en el vaho de las ventanas en invierno. 
Adoro como refracta la luz en verano, dándole al habitáculo repleto de pasajeros un tono dorado, casi sepia. 
Adoro los asientos al contrario de como normalmente están, porque me da la sensación de ir viajando hacia atrás.
Adoro acariciar el relieve de los asientos consiguiendo cosquillas en mi piel. 
Adoro ver las caras de los conductores de automóvil, se podrían hacer mil chistes de los caretos que tenemos al conducir, cuando creemos que nadie nos ve. 
Adoro los muelles del autobús, cuando se comprimen y expanden cual acordeón. 
Adoro ver el río cuando me dirijo hacia casa. 
Adoro el tintineo y los ruidos, que me recuerdan a música étnica. 
Adoro el escribir en él. 
Adoro la cantidad de historias que puedes oír, de aquí y de allá, contados por genuinos interlocutores. 
Adoro también cuando van vacíos y me siento el dueño del bus. 
Adoro que puedan llevarme a cualquier parte y encima con espectáculo. 
Adoro ver las pintadas y firmas de amor en las paredes. 
Adoro el brillo del plástico en el suelo. 
Pero odio, odio con todo mi ser, los días muertos en él, el tiempo que dejamos de vivir en esos momentos, y aún más, el momento de cada día cuando me aleja de tus caricias.


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